Te reto a que dejes que tus manos y tus pies tengan algo que contarte. Te reto a que sigas haciendo las cosas que ya haces; y si no te llenan, sigue buscando. Te reto a que no pares.
Porque un día serás viejo. Porque cuando seas viejo y estés ahí sentado, todo lo que hayas hecho en tu vida marcará una diferencia: tendrás a alguien en la mecedora de al lado, o no. Podrás volver a poner tu mano sobre la suya, o no. Alguien te pedirá que le des un consejo, o no.
Te reto a que tengas una buena historia que contar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario